martes, 2 de noviembre de 2010

Narración improvisada

Una narración espontánea e informal, que parezca una conversación de persona a persona, tan difícil de conseguir cuando se escribe, es fácil de lograr a través de la entrevista. En estas circunstancias la mente del orador está ocupada pensando en el modo de reaccionar ante lo que le pregunta el entrevistador,  una situación que le resulta familiar, y que le lleva a utilizar un lenguaje normal. He aquí varias maneras de crear una narración improvisada:

Improvisación a partir de un borrador del guión: 


Por este método, que parte de una estructura relativa, se muestra al narrador un borrador del guión durante un breve período de tiempo, antes de la grabación. Se le hacen las preguntas preparadas para la entrevista y el narrador hace una paráfrasis del sentido del texto, puesto que no ha tenido tiempo de aprendérselo de memoria, y contesta con naturalidad.

Improvisación a partir de una identidad:

Por este procedimiento se proporciona al narrador un personaje para que lo “represente”. Juntos estudian al personaje para que el narrador lo conozca y le explica lo que éste quiere que la audiencia conozca.
A continuación se le “entrevista”, quizás desempeñando usted mismo su papel, y se le hacen las preguntas capciosas pertinentes, al responder en representación de un personaje definido el narrador se involucra en una relación con la audiencia muy enfocada y muy natural. Este método se puede emplear para crear una voz en off que represente a un personaje histórico.

La entrevista propiamente dicha:

es el método más común, consiste en que el director entreviste extensamente y con todo cuidado al personaje encargado de exponer el “punto de vista” del documental, probablemente, utilizando cinta de audio solamente durante el rodaje. Del diálogo que resulte de esto se puede extraer una narración extremadamente espontánea en la sala de montaje.

Empleando cualquiera de los tres métodos, cabe llegar a un diálogo que se puede reestructurar eliminando la voz del entrevistador al efectuar el montaje. Tendrá vida y espontaneidad y establecerá una adecuada relación con la audiencia. Supondrá, naturalmente, mucho más trabajo en la sala de montaje del que produce una narración escrita, pero la naturalidad del resultado justifica el esfuerzo.
La grabación y la forma de acoplar a la imagen la narración improvisada durante el montaje son idénticas a las que se emplean para la narración con guión.

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